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sábado, 12 de enero de 2013

‘Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis’ (Siglo XXI, 2012, disponible enFantasyTienda) del profesor de historia, en la New School University de Nueva York, Eli Zaretsky.


  Este es un ensayo que, sin perdonar los problemas y miserias de Sigmund Freud, construye un relato sólido sobre la validez y vitalidad del psicoanálisis en el mundo contemporáneo.
Portada de Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis, de Eli ZaretskyEn la última década, la revolución cognitiva ha devuelto al primer plano a la figura de Sigmund Freud (1856-1939). Igual que la revolución cuántica devuelve al primer plano el debate Einstein-Bohr, los cambios en los paradigmas de las principales teorías que constituyeron el pensamiento fundamental del s. XX están exigiendo la revisión de las bases de sus ideas. Curiosamente, esa revisión no parece realizarse ahora a partir de sus principales formulaciones, sino a partir de los pilares que sus principales autores construyeron y dejaron en pie. Sin pararse a pensar en la radical autonomía que las teorías cobran respecto a sus autores, una vez formuladas y presentadas para que trabaje con ellas el conjunto de la sociedad.

Sobre esta relación estricta elaboró el trabajo más exhaustivo y más duro, hasta el momento, el filósofo francés Michel Onfray. En ‘Freud. El crepúsculo de un ídolo’ (Taurus, 2012) se desentrañaba la personalidad, las actitudes y comportamientos, los métodos y las técnicas de análisis y de tratamiento, del padre del psicoanálisis. A partir de ellas, y de su presunta poca solidez o fiabilidad o validez, se consideraba el psicoanálisis una teoría casi producto de la superchería y la superstición. Las ansias de Freud por elaborar una teoría aceptada, capaz de establecer un nuevo paradigma y darle influencia o poder ante los demás, lo habrían llevado a proponer teorías y enfoques conscientemente equivocados.

A Onfray le llovieron críticas de todas partes tras la publicación de su ensayo. La esfera canónica de la intelectualidad europea consideraba esto como algo extraordinario, ya que la revolución cognitiva creía ver en Freud y su psicoanálisis, desde hacía tiempo, una teoría superada. ¿De dónde venían las críticas, entonces? Para sorpresa de muchos, el psicoanálisis se mostraba como enfoque psicológico, y porqué no también sociológico o incluso politológico, mucho más vivo de lo que parecía. Si bien, su vitalidad parece haberse quedado restringida al contexto cultural anglosajón –en el que mejor ha sabido conservarse incluso en su aplicación terapéutica, y en ciertos enfoques filosóficos inspirados en el psicoanálisis como los de Jacques Lacan y sus seguidores.

No hay duda que estamos ante un ensayo esencial en los estudios sobre el psicoanálisis, además de ser un valiosísimo contrapunto a las más recientes críticas vertidas sobre Sigmund Freud y sus teorías.
Consecuencia de todo esto, no debe extrañarnos que las principales defensas del psicoanálisis provengan de estas dos esferas de excepción. Un origen al que pertenece la obra que comentamos aquí: ‘Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis’ (Siglo XXI, 2012, disponible enFantasyTienda) del profesor de historia, en la New School University de Nueva York, Eli Zaretsky.

En este ensayo, el profesor Zaretsky repasa la historia del psicoanálisis pegado a la vida de su principal autor. Pero, a diferencia de la aportación de Onfray, no es la vida de Sigmund Freud lo que constituye el eje central de su análisis, sino las principales ideas que la teoría del psicoanálisis trazó y dejó vivas para remover el hasta entonces raquítico paradigma teórico característico de comienzos del s. XX. Incluso, a partir de estas ideas principales, Zaretsky reivindica la utilidad y vitalidad del psicoanálisis no sólo en el paradigma psicológico contemporáneo, sino también en los paradigmas filosófico, histórico o psicológico.

En primer lugar, Zaretsky reivindica las ideas del psicoanálisis relativas a la vida humana y al ser humano, a la personalidad y la inconsciencia y la existencia de una vida interna oculta a los ojos de los demás. En contra de los enfoques centrados en la socialización –toda influencia es externa a la persona y limitada al contexto o circunstancias en las que vive, o aquellos que tratan a los instintos u otros comportamientos como hábitos innatos al ser humano –todo lo ajeno a esos instintos resulta una anomalía inhumana. Freud echó luz sobre una perspectiva más oscura del ser humano; dónde es posible una vida interior más rica respecto a aquello que se encuentra a simple vista, posiblemente oculto y/o reprimido ante la norma social sobre lo humano o lo inhumano. Una parte de nosotros mismos, además, con influencia en la vida de las personas tanto para sí como con respecto a los demás –con este aspecto conectó en su día la propuesta de Carl Gustav Jung.

Eli Zaretsky

Otro lugar destacable de las teorías freudianas está en la sexualidad. Además de una liberación del sexo más allá de los esquemas reproductivos, Freud la dotó de una pulsión y una emoción incluso más allá de lo racional o lo consentido. El sexo servía de proyección emocional de la psique. La intimidad y la vida privada dejaban espacio a la expresión de aquellos aspectos reprimidos en la mayor parte de las esferas de la vida cotidiana. El análisis de las pulsiones sexuales, del sexo como medio de expresión, liberó también la concepción cerrada del sexo como “o” masculino “o” femenino. Otros sexos son posibles. Sexos liberados de su corporeización, de la distinción material por la que las únicas opciones viables giran monolíticamente entre ser “o” hombre “o” mujer. Aquí se enganchan las teorías queer o la deconstrucción del sexo.

Hasta en el mundo sociológico o politológico ha encontrado aplicación el psicoanálisis, respecto a la posibilidad de comportamientos inconscientes más allá de lo racional –hoy base precisamente de áreas de estudio centrales en la revolución cognitiva como la economía del comportamiento, o la posibilidad de que entidades colectivas masivas como los pueblos o las naciones padezcan traumas psicológicos merecedores de análisis y con posibilidad de tratamiento –área de estudio conectada a la psicología de grupos que se ha extendido recientemente a través de áreas como el Derecho Internacional Público o las Relaciones Internacionales.

Como decíamos, ‘Secretos del alma. Historia social y cultural del psicoanálisis’ (Siglo XXI, 2012) es un ensayo que, sin perdonar los problemas y miserias de Sigmund Freud –que los tenía como cualquier otra persona, construye un relato sólido sobre la validez y vitalidad del psicoanálisis en el mundo contemporáneo. Aunque es cierto que pocas veces alcanza el análisis de los tiempos presentes, Eli Zarestky proyecta los puntos clave de su evolución social y cultural hacia las teorías que todavía hoy hacen que se mantenga en pie. Con una fundamentación histórica rigurosa, un análisis de la teoría psicoanalítica profundo e inteligente, y con una redacción asequible y apta para cualquier lector curioso.

No hay duda que estamos ante un ensayo esencial en los estudios sobre el psicoanálisis, además de ser un valiosísimo contrapunto a las más recientes críticas vertidas sobre Sigmund Freud y sus teorías. 

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