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jueves, 18 de agosto de 2011

La Mejora La reconciliación

CONFESIÓN

1- "A media mañana del Viernes Santo, Su Santidad, cubierto por un manteo negro, bajó a la basílica de S. Pedro y, sin ser notado por nadie, se llegó al confesionario donde cumplía su ministerio sacerdotal el P. Flaviano, franciscano, a quien pidió que le prestara el confesionario.

Juan Pablo II confesó aquella mañana a cuarenta personas, de las condiciones más variadas" (Editorial "ROMA/La segunda encíclica de Juan Pablo II" rev. Palabra 177, V-1980 (209))

2- "Sartre (...) sostiene que el arrepentimiento sería el único crimen verdadero porque esto significaría traicionar la libertad" (A. Orozco Deldos "La moral marxista" rev. Palabra 177, V-1980 (228))

3- "La represión de los impulsos instintivos podía llevar a cuadros característicos de neurosis, resulta más grave, desde el punto de vista clínico, la represión de la conciencia moral que puede conducir no sólo a neurosis -en sí mismo benignas-, sino incluso a psicosis graves -verdaderas locuras- y a reacciones de tal categoría que provoquen verdaderas catástrofes sociales" (Juan Bautista Torelló "Psicoanálisis y confesión" pág. 48 ed. 2 Rialp Madrid 1974)

4- "El hombre (...) todavía acude al médico como iría al mecánico para reparar su automóvil (...). Se aceptan con más agrado los consejos del mecánico -dirigidos directamente a la persona- sobre dulzura al cambiar , sobre no forzar la marcha , que los consejos del médico que se refieren a la vida íntima del sujeto". (Juan Bautista Torelló "Psicoanálisis y confesión" ed. 2 Rialp Madrid 1974 pág. 61)

5- "Los errores del espíritu -culpable o no según el grado de consciencia y voluntariedad- se pagan con el desequilibrio de la persona, tanto en su dimensión corporal como en la anímica, y se expresan en la neurosis y en las llamadas enfermedades psicosomáticas" (Juan Bautista Torelló idem pág 64)

6- "No hablan de la severidad de Dios los confesionarios esparcidos por el mundo, en los males los hombres manifiestan los propios pecados, sino más bien de su bondad misericordiosa. Y cuantos se acercan al confesionario, a veces después de muchos años y con el peso de pecados graves, en el momento de alejarse de él, encuentran el alivio deseado; encuentran la alegría y la serenidad de la conciencia, que fuera de la confesión no podrán encontrar en otra parte" (Juan Pablo II "Homilía en la Parroquia de S. Ignacio de Antioquía, en Roma" 16-III-1980 DP-1980 n. 72 n. 2)

7- "La persona que sabe confesar la vedad de la culpa y pide perdón a Cristo, acrecienta la propia dignidad humana y da muestras de grandeza espiritual" (Juan Pablo II Dublín 29-IX-1979 DP-305)

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